PODIUM. Revista de Ciencia y Tecnología en la Cultura Física, enero-abril 2021; 16(1): 323-327

 

 

 

Apuntes para la historia del automovilismo en la ciudad de Pinar del Río

 

Notes for the history of automobilism in the city of Pinar del Río

 

Apontamentos para a história do automobilismo na cidade de Pinar del Río

 

María del Carmen Alonso Bermúdez1* https://orcid.org/0000-0002-5279-483X

Lourdes Pando López1 https://orcid.org/0000-0001-9113-3201

Bárbara Cecilia Pando Abáscal1 https://orcid.org/0000-0003-2723-0933

 

1Universidad Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca. Pinar del Río, Cuba.

 

*Autor para la correspondencia: maria.alonso@upr.edu.cu


Con el nacimiento en Cuba, en 1920 de la República Neocolonial, se comienza a vivir una etapa marcada por una desastrosa situación económica, social y política; en la región de Pinar del Río esta fue más crítica que en otros lugares del país. Al referirse a ello, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz señaló: "ninguna región del país fue más olvidada y ninguna población de Cuba fue objeto de mayor indiferencia y hasta podíamos decir de desprecio" (Castro Ruz, F. 1973, p. 3).

El deporte en la región vueltabajera constituía uno de los elementos que reafirmaba la crisis estructural de la sociedad pinareña; tenía carácter clasista. Ninguna de las autoridades gubernamentales demostró el menor interés por el deporte de aficionados y las únicas manifestaciones aisladas quedaban reducidas y reservadas para las clases pudientes, integradas por la minoría de la sociedad pinareña, siendo practicadas por los socios de clubes, muchos de ellos exclusivos, como el club de tenis del doctor Lamar en la ciudad capital.

En el municipio pinareño, la práctica del beisbol comienza en el año 1900, en cualquier placer y por todos los sectores sociales. El primer equipo se organiza en el año 1908, lo integran estudiantes pinareños que estudian en la Universidad de la Habana; en el año 1921 es construido el primer estadio de pelota en el kilómetro #1 de la carretera a Luis Lazo, estaba cercado y tenía gradas de madera en las que se podían sentar 600 aficionados. El 3 de junio de 1928 se inaugura el estadio del Instituto de Segunda Enseñanza, con capacidad para 1600 personas; el juego se efectúa entre el club Atlético de Cuba y el equipo Los Tigres de Pinar del Río, integrado fundamentalmente por estudiantes del Instituto. Este juego fue ganado por los locales 2 carreras a 0, destacándose en la batería los hermanos Ballester y Loria, quien conectó jonrón con un hombre en base (Pérez, 1954; Romero, 1981; Osaba, 2016).

Es significativo señalar que, el municipio pinareño tuvo su representación en el equipo de Cuba en los III Juegos Centroamericanos en San Salvador en 1935 con Ángel Prieto, y en 1950 en los VI Juegos efectuados 1900 en la ciudad de Guatemala, con Virgilio Roque Contreras; en ambos eventos se obtuvo la medalla de oro (Colectivo de autores, 1991. p 18).

Como principal manifestación del deporte en Pinar del Río, el beisbol fue expresión de la protección de firmas comerciales y políticas de ocasión, por ejemplo: Dulcería La Marina, Mayca y Campa; era una misma novena que representó a vueltabajo en los campeonatos de 1945, 1946 y 1947 (Colectivo de autores, 2012. p. 25).

En el año 1908, se inicia en vueltabajo la práctica del ajedrez por Juan Corso Príncipe (el español). El escenario principal era los salones de la Colonia Española; el mayor auge lo alcanza en el año 1941 cuando se juega una simultánea en el Hotel Ricardo con la presencia de José Raúl Capablanca que duró seis horas, frente a jugadores locales (Colectivo de autores, 1982, p. 54).

Existieron otras actividades deportivas como la esgrima, el boxeo, baloncesto, atletismo que de forma elemental se practicaban, pero al igual que las antes mencionadas no disponían de entrenadores y mucho menos de locales para su desarrollo.

El territorio vueltabajero es escenario de otros acontecimientos en esta etapa: las carreras de automóviles efectuadas en la ciudad en los años 1918, 1919, 1924, 1954, 1955,1956 y 1957.

El 20 de mayo de 1918 marca el inicio de las carreras de automóviles en el terruño, organizadas por el Ayuntamiento pinareño y la Asociación de Choferes que presidía Amable Hernández, propietario de la agencia de automóviles Chevrolet, ubicada en la esquina de Martí y Coloma. Fue creado un jurado encabezado por el Alcalde Municipal Juan María Cabada y del Haya y otras autoridades del territorio, quienes entregarían el premio, consistente en copa de plata para el primer lugar, y para el segundo y tercero neumáticos y acumuladores marcas Seiberling. Las carreras se efectuaron por categorías y en cada una de ellas competían las diversas marcas de automóviles reconocidas en aquel entonces. El itinerario cubría la distancia (de ida y vuelta) de Pinar del Río a La Coloma y tenía como punto de partida el kilómetro uno.

La prensa local y nacional se hizo eco de tal acontecimiento; según reflejó el periódico Vocero Occidental "el primer premio en carrera abierta correspondió a una cuña de la marca Cadillac conducida por el driver Marcelino Amador. En esta carrera, también compitieron un automóvil marca Ford y otro Muced". En la segunda categoría, el premio le fue adjudicado al chofer Rafael Arias; en segundo lugar, entró en la meta Margarito Santa Cruz que manejaba la máquina No. 10 de la marca Overland. En la categoría marca Ford, obtuvo el primer premio la No. 5, conducida por Virgilio García; en segundo lugar, llegó la No. 2 piloteada por Justo Pérez Paz. Estas carreras fueron presenciadas por más de 5000 personas que, en su mayoría, se situaron a lo largo de la carretera a La Coloma (Periódico Vocero Occidental No. 54).

El 10 de octubre de 1919 se repite un nuevo evento, ocasión en que hubo que lamentar la trágica muerte del driver Justo F. Caraballo al precipitarse contra un frondoso árbol que se encontraba a la izquierda, en el kilómetro siete de la carretera de Pinar del Río a La Coloma. Allí, los ases del volante (como se les llamaba) hicieron levantar un monumento que fue demolido a fines de la década del 40. En este evento, participaron destacados "ases del volante", entre ellos: Marcelino Amador con su máquina Sturd y el alemán José Rossum, conocido como el Oso Blanco, el ganador resulto Justo Pérez Paz con un tiempo de 33 minutos, 50 segundos y seis décimas (Periódico Heraldo Pinareño No. 24).

Las carreras efectuadas el 20 de mayo de 1954 estuvieron marcadas por varios acontecimientos, entre ellos: el punto de partida fue marcado en los predios de la fábrica la Jupiña y la meta final en el Malecón Habanero, su patrocinador "El Heraldo de Cuba" y organizadas por el periódico "Avance", en homenaje al nacimiento de la Republica Neocolonial, por primera y única vez una mujer Angelina Carrera esposa de Manuel Pacheco lo acompaña en su auto, en la categoría Stock Modificado un auto es guiado por el conocido artista Enrique Santisteban, se registró un accidente en el parque de Guanajay, el auto de Gerardo Gómez chocó contra una de las farolas y el joven tuvo que ser sometido a una delicada intervención quirúrgica en la cabeza (Periódico Heraldo Pinareño No. 73).

El 20 de mayo de 1955 se celebró el II Clásico Avance Pinar del Río-Habana. Se inscribieron 49 autos, pero solo 25 lograron pasar la meta, entre ellos tres campeones de pasadas competencias, los héroes de la jornada, Rafael Gallinat quien con su Buick hizo el recorrido de 172 Km en una hora, nueve minutos y 41 segundos a un promedio de velocidad de 148,50 Km/h, recorrió 10 m con las cuatro ruedas en el aire (Periódico Heraldo Pinareño No. 74).

En las carreras de automóviles del 20 de mayo de 1956, patrocinadas por el periódico Avance, se destaca el pinareño Mario Padrón Torres, piloteando un Studebaker Golden Hawk (Halcón de Oro) del año 1956, quien conquistó la victoria con sorprendente de 1 hora, 5 minutos y 53 segundos a un promedio de velocidad de 157,48 Km/h para romper el récord de estas justas y ganar el III Clásico.

En entrevista realizada al ganador Mario Padrón, este refiere:

"La velocidad máxima alcanzada en el viaje fue de 240 Km/h, en las rectas y en las curvas entre 180 y 190, con excepción de la del maní. En Punta Brava, se me rompió la correa del ventilador, no obstante, llegué con la temperatura máxima sin sufrir daño alguno" (Periódico Heraldo Pinareño No. 75).

En esta carrera se registraron dos accidentes, el primero ocurrió cuando el Jaguar que guiaba Alfonso Gómez Mena se precipitó contra una de las casas del crucero de Montequín, causándole la muerte al subteniente retirado del ejército Zacarías Borrego Crespo que se encontraba presenciando las carreras y en el segundo resultó lesionado en la colisión el menor Rolando Fonticoba de 11 años de edad.

El cuarto y último clásico de las carreras Pinar del Río-Habana se inició con 54 carros y al cerrarse la competencia el jurado reportó 33. El ídolo vueltabajero Mario Padrón participó en estas carreras conduciendo un automóvil marca Packard del año 1956, pero cuando acumulaba el tiempo de 43 minutos y pasando por Guanajay se funde el motor impidiendo su triunfo, el que cayó en manos de Chaquito González, uno de los más experimentados drivers, quien estableció el récord de 1 hora y 32 segundos en los 160 Km recorridos, mejorando, en casi tres minutos, el récord anterior establecido por Mario Padrón Torres, quedando como ganador absoluto de la categoría Gran Turismo B (Periódico Heraldo Pinareño No. 76).

Según Registro de la Propiedad Mercantil con fecha 2 Noviembre de 1990 aparece inscripta como Industria de Baños la instalación deportiva más antigua de la ciudad pinareña ubicada en la calle Polvorín No 2 (hoy Pedro Telles Valdéz entre Rafael Morales y Ormani Arenado, su dueño José Fernández Rodríguez, esta no solo prestaba servicios de baños, contaba con canchas de tenis, esgrima, poleas para ensanchar los dorsos, práctica de boxeo y otras modalidades, a este centro concurrían destacados pinareños como los Doctores León Cuervo Rubio y Guillermo Montagú, asíduos visitantes también lo eran la alta oficialidad de ejército norteamericano destacado en Pinar del Río (Colectivo de autores, 1982. p. 82).

Durante la etapa analizada, el deporte en Pinar del Río, como en toda Cuba, se caracteriza por ser expresión del más brutal profesionalismo, el mercantilismo y la práctica selecta de deportes determinados por un grupo minoritariamente poderoso, al que poco o nada le interesaba el apoyo oficial y el beneficio de las mayorías, como características de una sociedad que era necesario cambiar radicalmente.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Castro Ruz, F. (1973). Discurso pronunciado en el Acto por el XXIII Aniversario del Asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes Eds. OR. CCPCC, p 3.

Colectivo de autores (2012). Síntesis Histórica de Pinar del Río. Editora Política. La Habana.

Colectivo de autores (1980). Apuntes para la historia de Pinar del Río. República Mediatizada Exp- 8, Cajuela # 43.

Colectivo de autores (1982). Historia Local del municipio de Pinar del Río. Expediente -10, Cajuela # 43, pp. 54-65-82.

Colectivo de autores (1985). Apuntes para la historia de Pinar del Río. La República Mediatizada. Expediente-19, Cajuela# 43, p, 16.

Colectivo de autores (1991). Memorias de Juegos deportivos Pinar del Río. Centro de Documentación Inder Provincial.

Osaba Martínez. J.A (2016). Mitos y realidades de la pelota cubana. Editorial Hermanos Loynaz. Pinar del Río.

Pérez Rivero, Manuel F. (1954) Historia Local de Pinar del Río. Imprenta Modelo SA, Cajuela 13. Archivo Histórico Provincial de Pinar del Río.

Romero Ríos Francisco (1981). Ensayo histórico de Pinar del Río de 1950 al 1958. Folleto, p 12-56.

 

Conflicto de intereses:
Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

 

Contribución de los autores:
Los autores han participado en la redacción del trabajo y análisis de los documentos.

 


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